Una de las ideas que más me mueven a esta colaboración, es la escalabilidad de esta iniciativa, intentando que el ejemplo, la unión y cooperación de distintas voluntades y entidades, se haga extensible a toda esta área del Guadiana. Aunque llevo años, desde el pequeño rincón de mi blog Almanaque Natural, llamando la atención sobre un deseable Parque Nacional del Guadiana que se extendiera desde Ruidera hasta las fronteras extremeñas, como un clarísimo corredor ecológico este-oeste y también, norte-sur, con sus afluentes hacia Montes de Toledo o Sierra Morena; al menos ahora, empezar por un ampliado Parque Nacional de los Ojos y Tablas del Guadiana. Asimismo, me consta el gran interés despertado por esta iniciativa, desde Villafrancia de los Caballeros (Asociación Lagunas Vivas), en el Gigüela, hasta Carrión de Calatrava (Asociación Naturalista Tablas de Calatrava) y las tablas de Alarcos en Ciudad Real.
Respecto a la vegetación dominante en el área a recuperar, se trata de una vegetación de transición, una vegetación que no sabe a qué carta quedarse, una vegetación provisional y alterada, que si ahora viniesen las aguas que deseamos, moriría como el tarayal que es y que solo puede vivir en las orillas de los ríos y no en su interior, moriría ahogado. El resto de la vegetación también se encuentra en tránsito hacia alguna situación de estabilidad, bien hacia un humedal, hacia un saladar, como está ocurriendo en algunos tramos, anteriormente no salinos, de los cauces del Gigüela o Záncara, o bien hacia un área de juncal-pastizal. El Parque Nacional fue un auténtico paraíso natural y botánico, con numerosas especies extinguidas de aquí, como las coberteras o nenúfares, pero con otras especies que tenían aquí su última localidad botánica nacional; pero eso queda ahora muy lejos, como los cercanos tiempos en que teníamos el mayor masegar de Europa.
Para la recuperación y la diversificación de la vegetación, aparte del clareado del tarayal, dejando solo los pies más gruesos o en situaciones topográficas más elevadas, sería muy interesante un manejo ganadero no intensivo, lo que introduciría un control de la vegetación introduciendo o ampliando las áreas herbosas o despejadas, con gramíneas varias y juncales. Ese ganado podría ser desde un rebaño de ovejas manchegas, hasta ganado bovino o semi-salvaje.
La iniciativa propuesta, sobre una acequia de careo que diese humedad a la tierra por el borde exterior del cauce del río Guadiana, sería excelente para garantizar el arranque, mantenimiento y la perdurabilidad de especies arbóreas ribereñas, con especies tales como álamos blancos, olmos, álamos negros, sauces blancos e incluso algún fresno, que sabemos que existieron en el entorno de los Ojuelos.