En 2009, el programa Crónicas de RTVE emitió el documental El espejismo de Las Tablas, donde se mostraba cómo la maquinaria pesada removía el lecho del Guadiana en un intento desesperado por sofocar un incendio causado por la autocombustión de la turba acumulada. No era un hecho aislado. Desde la desaparición de los Ojos del Guadiana en la década de 1980, los incendios han sido recurrentes a lo largo del cauce, desde estos manantiales hasta la entrada del río en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. En la última reunión del Patronato del parque se alertó sobre el agravamiento de la degradación de la turba y el riesgo de incendios durante 2023. Como respuesta, la Confederación Hidrográfica del Guadiana aprobó el bombeo de agua subterránea para humedecer el cauce dentro del parque.

Incendios en Las Tablas de Daimiel y en el río Guadiana. Fuente: Rosa Mediavilla, CSIC-IGME.

Sin embargo, el problema no se limita al parque nacional. El tramo comprendido entre los molinos de Griñón y Molemocho, en el área de preparque, sufre el mismo riesgo sin que se haya tomado ninguna medida al respecto

Esto no solo pone en peligro esa zona, sino al propio parque nacional. La paradoja es evidente: intentar salvaguardar los límites administrativos del parque sin actuar sobre los ríos que lo alimentaban es una estrategia ineficaz.

La raíz de este problema se encuentra en la exclusión, en 1973, del tramo del Guadiana entre los Ojos y Molemocho de los límites del parque nacional. Más tarde, la sobreexplotación de los acuíferos provocó la desaparición de los manantiales que daban vida al río. En lugar de abordar el problema desde su origen, se optó por soluciones cortoplacistas: traer agua de cualquier forma para “llenar Las Tablas”, como si de un lago se tratara. Sin embargo, los grupos conservacionistas han insistido en que la clave está en recuperar las tablas fluviales originales, verdadero motivo por el que se declaró el parque nacional.

A lo largo de los años, diversas campañas y movilizaciones han intentado mantener el Guadiana en la agenda pública, argumentando que sin su recuperación, la restauración de Las Tablas es inviable. No obstante, la Administración siempre ha condicionado cualquier protección a un proceso de deslinde, que ha sido bloqueado repetidamente en los tribunales, perpetuando un status quo perjudicial para todos.

Cartel anunciador de una acción en el Guadiana de Salvemos Las Tablas ¡YA!. Fuente: cartadenuncialastablas.blogspot.com

Sin embargo, la privatización de estos aprovechamientos y la venta de los desaguados del Guadiana durante el siglo XIX, junto con una gestión administrativa basada en el laissez-faire, tuvieron un impacto desastroso en el río

La ansiada Reforma Agraria fue una meta recurrente de los distintos regímenes políticos, y el reparto de tierras a costa del río se convirtió en una reivindicación constante. Este proceso histórico alcanzó su punto culminante en la década de 1970, con la canalización y desecación de las tablas fluviales del Alto Guadiana. En el caso de las Tablas de Daimiel, se intentó su conservación mediante la creación de una reserva cinegética, que más tarde se transformó en una reserva biológica. Sin embargo, la delimitación restrictiva del parque nacional en 1973, sumada a la intensificación de la sobreexplotación de los acuíferos, no logró detener el deterioro del Guadiana. A pesar de las diversas iniciativas para evitar su desaparición, poco se ha hecho para restaurar su papel como eje vertebrador de la vida en la región.

Delimitación del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel en 1980.

Resilvestrando el Guadiana: una nueva mirada

La iniciativa Resilvestrando el Guadiana propone un enfoque innovador, alejándose del modelo seguido desde la declaración del Parque Nacional. Su objetivo es fomentar la colaboración entre propietarios, administraciones y asociaciones para recuperar el río y restituir su papel histórico como fuente de vida y sustento. La clave es lograr una conciliación entre intereses públicos y privados que permita restaurar el Guadiana desde los Ojos, aprovechando el nuevo Marco de Actuaciones Prioritarias anunciado por la Administración para la recuperación del parque.

La apuesta es clara: ampliar la mirada más allá de Las Tablas y centrarse en el Guadiana como la pieza fundamental, un auténtico bioindicador, para la regeneración a largo plazo de los ríos y acuíferos de la región.

La primera zona de estudio que pretense ser proyecto piloto a imitar en el resto del Guadiana, corresponde con un área de 80 hectáreas que aparece rayada en rojo en el siguiente mapa. Presentamos las diferentes iniciativas en las siguientes secciones de esta web.

Area de Estudio